domingo, 10 de abril de 2016

Buenos Aires: BOLICHES GAY, LAS DOS CARAS

Buenos Aires es conocida por sus largas, apasionadas y alocadas noches, donde gran cantidad de chicos y chicas disfrutan de la vida nocturna y buscan pasar buenos momentos junto a sus parejas, amigos y gente querida. La gran diversidad de lugares que ofrece la city porteña atrae a más de uno: bares con distintas ondas temáticas, Pub Crawl en San Telmo y plaza Serrano, movidas artísticas y culturales, shows cómicos como los conocidos Stand up y sobre todo, una gran variedad de lugares bailables para todos los gustos. Entre ellos están los boliches gay. Muchos pibes creen que estos lugares son exclusivos para homosexuales, pero esto no es así. Un montón de chicos y chicas heterosexuales eligen pasar sus noches bailando y divirtiéndose en los tantos boliches gay que se encuentran ubicados en distintos barrios de la ciudad. Pero muchos otros admiten que tienen un rechazo o un “tabú” de acercarse a un boliche de este estilo. En general este desagrado hacia esos lugares se debe a preconceptos o rumores que nunca se saben bien de dónde vienen.

Estamos en el año 2014 y la homosexualidad ya es parte del escenario urbano porteño. Hombres abrazados y mujeres caminando de la mano es una escena que se puede encontrar en las calles de Buenos Aires, si uno quiere abrir un poquito los ojos. Esto es algo que también se ve reflejado en otras grandes ciudades como Rosario, Córdoba capital, La Plata, Mar del Plata y Paraná. Tal vez, las parejas homosexuales tienen un cierto rechazo en pequeños poblados o asentamientos rurales que, por costumbres, religión o ideologías propias, le dan la espalda a este tipo de parejas. Sin embargo, este “rechazo” ha ido desapareciendo a través del tiempo y ya son muy pocas las personas que ignoran o destratan a los homosexuales. La sanción de la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo en el 2010 fue un gran avance. Permitió que algunos sectores conservadores recapacitaran y observarán que la aprobación de esta ley no era tan “catastrófica” como ellos planteaban. Y así fue. Esta nueva ley no provocó ni un declive en la sociedad ni nada por el estilo. Países como Bélgica, Brasil, Canadá, España, Francia, Dinamarca, Holanda, Noruega, Nueva Zelanda, Portugal, Reino Unido, Sudáfrica, ya habían instalado en sus sociedades esta ley, mucho antes que la Argentina. Y en todos ellos termino siendo un gran avance en materia de Derechos Humanos.

Los boliches gays son lugares para bailar como cualquier otro. Se encuentran presentes en todos los países nombrados anteriormente y en muchas naciones donde aún no hay leyes que aprueben el matrimonio igualitario. Con respecto a la Argentina, los boliches gays ya estaban presentes en la mayoría de las ciudades del país muchos antes que se sancionara la ley de matrimonio igualitario. Seguramente y como se ha visto en los últimos años, muchos chicos y chicas van a animarse a decir públicamente su orientación sexual sin vergüenza y sin miedo de ser discriminado, y sabiendo que hay leyes y distintos organismos que los protegen.

La experiencia de dos hombres con distinta orientación sexual es contada a continuación. Ellos relatan sus anécdotas en boliches gay:

Mauro tiene 31 años, vive en Palermo y es gerente de varios locales gastronómicos. Nació en la ciudad de Junín, provincia de Buenos Aires y a los 18 años se vino a estudiar la carrera de Relaciones Internacionales, poco después de haber admitido su homosexualidad a su familia y amigos. Él cuenta su experiencia en boliches gay:

¿Cuándo fue la primera vez que fuiste a un boliche gay?

Habrá sido 12 años atrás más o menos, creo que en el año 2001, 2002, si no me equivoco. Cuando fui por primera vez tenía 18 o 19 años.

¿A cuál fuiste?

Amérika fue el primero, que está en Gascón y Córdoba. Fui cuando recién abría. En ese momento estaba muy bueno.

¿Por qué se te dio ir a un boliche gay?

La primera vez que fui era porque iban unas amigas, me invitaron, me insistieron mucho y bueno accedí.

¿Qué idea o imagen tenías de estos antes de ir por primera vez?

La idea o el concepto que tenía de los boliches gay venían de rumores que me habían dicho algunos conocidos o imágenes que había visto en la tele. Lo veía como un “antro” lleno de gente pervertida. Eran todos puros prejuicios porque nunca lo había podido comprobar. A pesar de ser gay, la verdad es que yo también tenía una fea imagen de estos boliches.

¿Después de ir a bailar allí, ¿te cambio esa imagen que tenías?

Sí, esa “mala” imagen me cambió completamente. Nada que ver con lo que yo pensaba o con lo que me habían dicho. Lo que vi en Amérika es que era un lugar donde había toda una movida artística, bailarinas, bailarines, un montón de travestis con mucha producción, buena música, mucha de esta no se escuchaba casi en ningún lado. Había también muy buena onda, la gente se divertía como en ningún lugar, con mucha libertad y fue eso lo que terminé descubriendo.

Amérika es conocido por presentarse muchos famosos, ¿Has visto alguno?

Sí, a un montonazo! Guido Suller, Samanta Farjat, Natalia De Negri, Florencia de la V, Moria Casan y Sofía Gala.

¿A cuántos boliches gay fuiste? ¿Cuáles?

Y no sé a cuántos fui. Habrán sido 10 o más. Seeches, Rheo (que está en la Costanera); Contramano, que si no me equivoco ya cerró; Glam y Amérika. Después está toda la modalidad nueva de los boliches que organizan fiestas en teatros y distintos lugares como Fiestas Plop y Eyeliner.

¿Cuál de esos fue el que más te gustó?

Creo que las fiestas Plop y Glam son los que más me atraen, sobre todo por la música.

¿Y el que menos te gustó?

Y hoy, el que menos me gusta es Nitches, porque no me agrada el ambiente de gente que hay ahí, mucha gente promiscua o muchas personas desubicadas que se regalan sexualmente y se vuelven un poco pesados. Pero bueno, esto hoy en día pasa en todo tipo de boliches. No hay que decir que eso solo sucede en los ambientes gays porque no es así.

¿Observás que hubo un cambio en la sociedad a partir de la ley de género sancionada en mayo de 2012?

Lo que veo es que desde que se sancionó esa ley la sociedad está mucho más abierta a estos temas. Ya no hay problema con que alguien sea gay, lesbiana o bisexual. Es cosa de uno. Y esto lo puedo ver en los boliches. Por ahí sigue en debate el tema de la adopción. Yo estoy a favor, pero bueno, eso es un tema aparte. Además la ley ya está aprobada. Creo que ha sido un gran avance para la Argentina en materia de derechos humanos. Eso me pone muy contento porque siento que el Estado piensa también en los grupos minoritarios.

¿Recomendarías a chicos y chicas heterosexuales a perder el miedo, el tabú, de ir a boliches gays?

Sí, totalmente. Me parece que es una onda diferente, con un ambiente distinto. Son fiestas y boliches donde la gente le pone mucha más onda y el ambiente es relajado. Hay muchos boliches gays que son atractivos para heterosexuales por la buena música que pasan. Pero creo que no hay nada que temerle a los boliches gays. Hoy en día tenés muchos ambientes distintos, como está la onda heavy metal con sus propios boliches y bares, ambiente dark, hip hop o bailantas de cumbia. Y los boliches gay como todos estos lugares, tienen el acceso abierto a todas las personas.

Maximiliano es heterosexual, tiene 23 años y es estudiante de gastronomía. Vive por Belgrano, a pocas cuadras de la casa de su novia. Su pensamiento acerca de los boliches gays ha cambiado a partir de que fue a bailar a uno. Él entrega su relato:

¿A qué boliche gay fuiste por primera vez?

Por primera vez fui a la fiesta Jolie en febrero de este año, que está ahí cerca de Plaza Serrano, en la calle Costa Rica. También fui a la fiesta Plop, en el Teatro Vortherix y a Rheo, que no me gustó mucho porque es muy cheto.

¿Por qué decidiste ir a uno de esos boliches?

Digamos que la primera vez que fui a un boliche gay fue porque a mi novia le gustaba mucho esa movida, la onda y la música que había en esos lugares. Al principio no quería ir, siempre me habían asustado un poco los homosexuales y tomaba distancia de esos lugares pero después de un tiempo, ella me hizo entender que no había nada de malo en ser gay o ir a un boliche gay. Cada uno sabe lo que hace y no hay que meterse en la vida personal de los demás. También tenía entendido que a estos boliches solo iban homosexuales, pero después entendí y pude ver que a esos lugares van gays, lesbianas, heterosexuales y hasta en algunos se ven travestis.

¿Qué pensabas de los homosexuales antes de ir a un boliche gay?

La idea que tenía era por no conocer o no relacionarme con personas o amigos de gays. A los homosexuales los tenía como que todos eran unas “locas” terribles que lo único que buscaban era sexo y eso a mí nunca me gusto. Sinceramente prefería alejarme de ese ambiente.

Después de ir a bailar, ¿te cambió ese pensamiento?

Sí, terrible! Mi novia me ayudó mucho en eso. Ella es una chica muy abierta a todos estos temas y logró que yo pueda tener más tolerancia con las personas que no tenían los mismos gustos que yo. Te puedo llegar a decir que hoy en día me gusta más la Fiesta Plop que un boliche normal, ese lugar me encanta. Suelo ir bastante seguido. Pasan mucha electrónica que es lo que más me gusta.

¿Y qué pasa si un chico te viene a tirar onda?

Los chicos no se te están tirando encima, ni nada por el estilo. Cada uno está en la suya y si uno viene a tirarme onda hay que ser tolerante y le explico que no me gustan los hombres, y aunque quisiera estar con el chico, no podría porque mi novia me mata (se ríe).

Pero lo que no me gusta es cuando alguno se pone medio borracho, cargoso y empieza a hincharme para que le dé un beso. Pero bueno, pasa en todos lados. No hay nada de que asustarse. Le decís que no y punto.

¿Recomendarías a chicos y chicas heterosexuales a perder el miedo, el tabú de ir a boliches gays?

Sí, obvio. Hay que perder el miedo de ir a esos lugares. Yo nunca había ido a un boliche gay y sin conocerlo, me causaba rechazo. Pero fíjate, una vez que fui mi cabeza cambió completamente. Por eso le recomendaría a cualquier persona ir a un boliche de ese estilo. Se van a cagar de risa. Seguramente vayan a pasar una noche divertida, diferente y eso le abre la cabeza a muchas personas. Y si alguno tiene alguna duda, puede ir a cualquiera de los tantos boliches gays que hay acá en Buenos Aires, para que uno mismo pueda hacer su propio análisis como lo hice yo.

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